Día internacional de Danza
(En Taxco, recordamos la madre Tierra)
Sergio Lugo/ Red Social/Taxco
Publicado en la revista "Contaxco" el 5 de mayo del 2010.
www.redocelotl.wordpress.com/feriamaiz
El pasado 29 de abril se celebró el día internacional de la danza. En Taxco esto no pasó desapercibido ya que en el CEPE UNAM Campus Taxco, participaron varios grupos de danza, entre ellos el Grupo Xumilme Ihuitl de Rafael Ruiz Ocampo (conocido como Picho), destacando su vestuario taxqueño, con sus sombreros de palma (seguramente de Tlamacazapa) y con canciones de Raful Krayem, dándole un toque característico a este grupo, ya que anteriormente no había una danza folklórica con características taxqueñas. Recuerdo cuando hace un par de años el promotor cultural y maestro de danza Rogelio Martínez le hizo un homenaje a Picho, en el zócalo de esta ciudad, destacando precisamente el grupo de Xumilme.
También se presentó el grupo de danza folklórica del colegio de Bachilleres de esta ciudad que también estuvo muy bien, con música de Tixtla y otras regiones de nuestro estado de Guerrero. Lo que no me pareció adecuado fue el grupo de baile moderno del mismo colegio, pues rompía con la armonía del folklor, su vestimenta, su sabor y sobre todo con su música tradicional, ya que la “moderna” carecía de contenido social y musical.
Finalmente apareció también el grupo de danza del CEPE UNAM Taxco, primero con un grupo de estudiantes que bailaron música cubana, sobresaliendo un japonés estudiante de español, luego otros alumnos, bailaron música de Colombia. Me gustó porque estos tres grupos de danza, dieron una muestra de identidad del estado suriano y de Latinoamérica, en lo particular me fascinan los sombreros de Tlapehuala, región de Tierra Caliente. Entre el público había estudiantes de Canadá, Japón y Estados Unidos, quienes se mostraron encantados por esos bailes. El profesor Jorge Salinas, coordinador del área de español del CEPE, me dijo que esos bailes los conoció cuando vivió en Chicago, ya que en esa ciudad hay muchos grupos culturales mexicanos. Demostrando así que la danza de cualquier país es un embajador de buena voluntad que no necesita hablar la misma lengua para comunicarse.
En esta misma tónica, excelente fue la presentación de el grupo de danza del CEPE UNAM Campus Taxco, a cargo del Director Flavio Bautista, conocido artísticamente como Layo Oviedo, durante su número en la IV Feria del maíz en el zócalo de Taxco, el 22 de abril por la tarde. Con alrededor de 350 espectadores entre niños, jóvenes y ancianos, todos quedamos pasmados ante tal espectáculo, pues se combinó el baile, el teatro y la poesía en náhuatl, ya que Layo Oviedo habla esa lengua. Él mismo explica en que consiste su obra “La voz de la tierra la madre maíz”: “Es un planteamiento escénico donde convergen: la danza, la expresión corporal, condimentada con el lenguaje onírico de la poesía, la música que emerge del centro del cuerpo, y nos lleva a los orígenes, a la visión ancestral de nuestras vidas, un enfoque que va desde lo tradicional, lo indígena hasta la plática moderna con movimientos alternativos, todo esto pare reflejar al público, una imagen histórica y real del maíz en la vida del mexicano.”
En las partes en que se presenta la obra, resume el concepto de la madre tierra y su cosmovisión:
Cuadro 1: Voces:
Cantan los pájaros, canta la tierra.
Cuadro 2: El canto:
La Tierra acepta el calor del sol y juntos transforman la semilla.
Cuadro 3: La semilla:
Comienza a marcar su espacio, e indaga dentro de sí, sus posibilidades mientras va descubriendo la vida.
Cuadro 4: El parto:
La ceremonia del nacimiento.
Cuadro 5: La voz del maíz:
La conciencia de su “aquí y ahora”, la amenaza que lo ahoga.
Cuadro 6: El futuro del maíz. ¿Cuánto falta?
El ser humano (algunos) ha observado lo bondadosa que es la Tierra, llamándola Madre, pues de ella comemos, y si la tratamos bien, al sembrarla, al cantarle, nos sigue dando frutos (como maíz). Nacemos, crecemos, cuidamos a la Tierra, morimos y regresamos a la Tierra, dándole así de comer de nosotros, ese es un ciclo de vida, en el cual participo con mucho gusto. Sin embargo si ofendemos a la Tierra, dándole productos transgénicos artificiales y modificados (como el maíz de Monsanto), afectamos su vientre, al igual que cuando le apuntamos un brazo o pie al talar un árbol sin control. Quemando nuestros bosques, tostamos la piel de la Tierra. En muchas ocasiones somos mal agradecidos con la Tierra, nuestra madre que tanto nos ofrece y nosotros tanto que le robamos. Eso creo trató de explicar el grupo danza de Layo Oviedo. Todos somos hijos del maíz.
Felicito en verdad al director Oviedo y su equipo de actores: Patricia Jacobo, Perla Rodríguez, Rosa I. Guisado (Ahauraven) y Eduardo Flores. El apoyo técnico y producción fue por Guieshe Jouhayerk, Salvador Chavarría y Dulce Angélica. El performance como lo llamó, impactó primero porque los actores pintaron su cuerpo de barro, luego cargaron mazorcas y una de ella simbolizó a la madre maíz, con poesía náhuatl y música tradicional y moderna, con una excelente combinación. La danza es vida.
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario